El pesimismo de mi poesía
radica en que aún tomo pastillas
para la desesperación y el hambre
y todavía pienso
en lo negro del suelo
cuando lo veo
siempre cargando con la culpa
de ser uno mismo
frente al mundo cojo,
desprovisto de esperanza.
Hoy me he visto de pie
y ayer desnudo observándote
y observándonos heridos
de esta guerra
de vivir día a día
sin saber cuándo ni cómo
llegará el deceso definitivo
aquel que nos quiebre
la voluntad forjada a palos.
Porque todos los días
nos han matado;
el estrés, la falta de plata,
el tiempo y el tiempo para los amigos,
para nosotros y para nadie,
el desconsuelo, la inacción y
el desconsuelo desde que nacimos.
Pero para hablarnos,
para amarnos y tocarnos
y hacer el amor
tuvimos que elevar la poesía
a una categoría más profunda
que lo bueno y lo malo
algo que ni siquiera un dios manchado
sospecharía.
Algo que sólo el cuerpo
supo inventar
lejos de toda la masacre
del mundo.
martes, junio 19, 2007
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1 comentario:
Vaya frase la última, me ha dejado atónito. ¡Qué manera de decirlo!
Saludos ^^
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