martes, agosto 08, 2006

La lluvia en Santiago

Es extraño, pero hoy lo notamos con una amiga : comenzó a llover, y la gente de inmediato se puso a caminar rápido, como si la lluvia fuese una especie de veneno mortuorio que en su excesivo contacto con el cuerpo se transforme en arma letal.

Letal, viendo con más detención la palabra, es realmente monstruosa, de un significado colosal.

A la gente no le gusta mojarse, eso tal vez sea lo más obvio, le carga llegar empapados a sus casas, especie de portadores de cuerpoextraño, desazón, etcétera.

A mi me gusta la lluvia, la de hoy, la de goterones gigantes en Chiloé, y con mucho viento además, la lluvia sin agua, esa silenciosa que se desborda por los contornos de los ojos, la lluvia que sólo se siente, pero que da calma, una calma única, tranquila.

La lluvia de temporales es para tomarse un café y reflexionar, extraño el temporal anual de Chiloé, creo que los 2 años anteriores a este tuvieron varios recuerdos repletos de contenido para mi vida, pero bueno, los recuerdos son recuerdos y en eso deben morir.

La lluvia en Santiago es seca, como la gente, que poco disfrutan las maravillas de la naturaleza, suena una cítara, suenan mis dedos articulando un pequeño niño jugando en el barro.

Dos días y hace frío, el invierno es más corto, y cargado de lluvia santiaguina.

Esta ciudad me llamaba, y yo acudí a tal manifiesto.

Y está bien todo,
eso sí.. !Cese al frío!