No quiero emociones vacías. Tal vez después de tanta lluvia esas fueron las palabras que me quedaron sonando aunque nadie las haya dicho. Creo que aún no es tiempo de otro cambio, aún hay un desenlace sea cual fuere que debe desenvolverse, y soy de las personas que no quedan satisfechas con situaciones cojas. Ayer llovía a cántaros, goterones intensos, y los rodeos siempre son inevitables en nuestras dialécticas.
Está bien, dentro de todas las probabilidades que barajaba ero lo que predecía como suceso más concreto de pasar, el tiempo otra vez, nunca me ha preocupado el tiempo.
Nadie sabe como termina la historia.
Hacía frío.
Se mojaron mis calcetines.
viernes, agosto 04, 2006
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